La Herrería y El Vitral

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La Herrería y El Vitral

La invención del Vitral

La invención del vitral se ubica en el siglo VI de la época actual, se les atribuye a los arquitectos de mezquitas árabes, quienes tuvieron el ingenio para cubrir con piedras de colores los huecos o ventanas de los muros. Esta habilidad la desarrolló Ramón Montaña Simón quien montó su primer taller en la ciudad de Torreón hace más de cien años.

En la historia del vitral en México los exponentes son pocos: Resaltaron a principios del siglo pasado Víctor Marcos Reyes, Eugenio Robreño, Ramón Montaña y Enrique Villaseñor.

La destreza para elaborar vitrales la heredó Gabriel Montaña Trías quien a su vez enseñó el arte del vitral a Fernando montaña, tercera generación. Con el producto de este oficio “Cooperamos para que la gente sea feliz, porque el vitral te tranquiliza, te fomenta la buena actitud; su misión es hacer bien a la humanidad”, aseguró con una amplia sonrisa don Gabriel Montaña.

El diseño y los motivos de un vitral los delinea la vocación del edificio donde se instalará. Los dibujos que ofrece la casa Montaña son ideados por Gabriel o surgen de un catálogo elaborado por la misma firma desde hace años. Para la elaboración “no se trata de sobreponer un dibujo a un vidrio y luego fragmentarlo lo más posible, sino de considerar la cadencia de la pintura para definir los cortes y el paso de las cañuelas de plomo”, refirió Fernando, el más joven de los artesanos.

El oficio para fabricar vitrales se ha modificado por la prefabricación de ventanas con vidrios de colores, en las que se simula el uso de la cañuela de plomo; es decir, padece el mismo destino que el de otros oficios.

La Herrería y Forja

En México existe un herrero que se distingue por usar las herramientas tradicionales de hace un siglo, es Salvador Montenegro Chibli, mejor conocido por su personificación de Pancho Villa.

Obra del herrero lagunero Salvador Montenegro Chibli. Foto: mejorconacero.com

“El martillo debe golpear con cadencia al yunque; cada herrero tiene su compás, es una manera tradicional de templar al hierro”. Un golpe al yunque para medir la fuerza y dos a la varilla rojísima reblandecida por el fuego. Dos marrazos más al pedazo incandescente y uno a la base hasta lograr la forma requerida. La forja es uno de los oficios más antiguos de la humanidad, aunque fue desplazado por la herrería industrializada. Es un arte, por tanto el valor agregado se finca en el estilo del herrero, en su ritmo, definió el artesano Salvador Montenegro Chibli, quien nació en 1960 en la ciudad de Gómez Palacio.

Montenegro utiliza una fragua de hace ciento quince años que sirvió, en el campo, para reparar las herramientas de labranza, en la guerra para fabricar armas y en la urbe para enrejar casas. “Es la famosa Champions 400. Tiene más del siglo y aún funciona”, refiere.

Es un aparato básico compuesto por la charola donde se deposita el carbón mineral, debajo tiene una ventila, y en el otro extremo la tobera conectada al fuelle que inyecta oxígeno para mantener encendida la llama.

“Uso carbón mineral por las calorías que genera, el combustible es de Barroterán y Palaú, en la Región Carbonífera de Coahuila; lo prendo con madera de ocote, como si fuera a asar carne”.

Chibli aseguró que las primeras fraguas llegaron a La Laguna en 1880, estaban equipadas con un fuelle hecho con pieles; su fragua tiene una manivela que gira para soplar el aire y mantener el calor en mil grados centígrados, suficiente para fundir oro, plata y fierro. Esta fragua la consiguió en una tienda de antigüedades de Torreón.

Para ejemplificar el trabajo de la forja, Salvador Montenegro utilizó una varilla de tres octavos de pulgada de espesor, la sumió en el carbón encendido. Era una barra cuadrada para fabricar rejas, con ella forjó un gancho para voltear las carnes asadas.

La pieza de medio metro de largo la mantuvo un minuto con 30 segundos entre el fuego, la tomó del extremo opuesto con la mano, “a esta distancia no llega el calor”; cuando las cañas son cortas utiliza las tenazas. El fierro al rojo vivo lo colocó encima del yunque y golpeó acompasadamente. Metió la varilla en un dado para hacer un torzal, es decir, enroscó el metal, “esto ya nadie lo hace a mano, sólo de manera industrial”. El otro extremo lo adelgazó a golpes para formar un caracol.

El temple es uno de los factores más importantes en la forja; se refiere a la resistencia, a la dureza que se obtiene calentando y enfriando el fierro de manera abrupta. Una pieza mal templada se puede quebrar o doblar. Especialmente los cuchillos deben obtener un temple adecuado. La experiencia es la única herramienta para determinar en qué momento debe extraerse el objeto del fuego y ahogarlo.

Fragua antigua. Foto: BigSus/wikimedia.org

Por otra parte, el yunque debe sentarse sobre una mesa o tronco de madera para amortiguar el sonido y la vibración. Las peñas o bigornias son los picos salientes en los laterales del yunque que ayudan a dar forma a las piezas.

Las herramientas básicas del herrero son un martillo de bola, punzones para perforar, tenazas para manejar las piezas en el fuego y tajaderas para cortar el material.

En España se considera que en los noventas del siglo pasado desaparecieron las fraguas, la modernidad alcanzó incluso a los pueblos más aislados. En Torreón, además de Salvador, existió en los territorios del mercado Alianza, al suroeste de la ciudad, un herrero llamado Guadalupe Orta Tinajero, quien mantuvo la forja tradicional. «Él me mostró sin reservas, a diferencia de muchos otros, sus conocimientos». Luego le perdió la pista.

Entre los herreros se plantean niveles dependiendo de las habilidades. Hay quienes dominan la herrería para producir avíos agrícolas, hasta fabricar armaduras y espadas, o muelles de escopeta. Salvador está produciendo objetos ornamentales que coloca en el mercado de Monterrey, Nuevo León.

La Edad del Hierro es una etapa que ubica en la historia el momento en que la humanidad lo aprovechó para fabricar armas y herramientas de labranza; depende del lugar del que se hable para precisar su antigüedad: hay quienes la sitúan mil años antes de Cristo, otros en los albores del siglo XII. En América no existió una Edad de Hierro ya que fue durante la Colonia cuando los europeos trajeron las fraguas. Salvador trata de preserva este oficio, diferente al del soldador y al del artista, y más emparentado con el del artesano.

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